Editorial: La inquieta presencia de la arquitectura dominicana en los escenarios internacionales
Gustavo Luis Moré

CARIBBEANA
Biblioteca: Publicaciones Recientes
Lorena Tezanos Toral
Biblioteca: Joaquín Ortiz: Un arquitecto racionalista
Mauricia Domínguez
Convocatoria: Seminario de Arquitectura Latinoamericana: SAL XVI Santo Domingo 2015
Comité Organizador SAL
Reseña: La mirada del MoMA a la producción arquitectónica Latinoamericana 1955-1980
Lorena Tezanos Toral
Reseña: Expo Milano 2015: El Pabellón de la República Dominicana
Julia Vicioso
Ensayo: Mestizaje cultural e identidad regional de la casa en el Caribe
Alicia García Santana / Fotografía: Julio Larramendi

OBRAS RECIENTES
Ensayo: Cómo construir una casa en las costas del Caribe
Federico Vegas
PirataFlor, Cosón, Samaná
José Arís / Isaac Castañeda
Water Gardens, Arroyo Hondo
Orbitarq / José Horacio Marranzini / Alejandro Marranzini
Residencia Morel Finke, Santiago
Emilio Olivo / Rosa Julián / Oliver Olivo
Museo Fernando Peña Defilló
Alex Martínez Suárez
DMK Abogados
Juan Emilio Pérez Morales
Bottega Fratelli
Yudelka Checo, Altri Tempi Proyectos
Logroval XVI
José Horacio Marranzini / Alejandro Marranzini
Triatec Este / Triatec Sur
Juan Emilio Pérez Morales
Dúe
GVA Dominicana / Campagna Ricart & Asociados

Editorial: La inquieta presencia de la arquitectura dominicana en los escenarios internacionales
Gustavo Luis Moré

En esta edición registramos la presencia de tres eventos de carácter internacional en los que la República Dominicana se ha hecho presente.

En una operación dirigida por Barry Bergdoll que recorrió prácticamente todo el territorio latinoamericano en una pesquisa documental extendida por más de 3 años, el Museum of Modern Art (MoMA), asumió la iniciativa de poner al día el estado de situación de la arquitectura de América Latina, —tema pendiente desde el año 1955, cuando la institución realizó Latin American Architecture since 1945—, en una muestra inaugurada el 29 de marzo de 2015 y en exposición hasta el 19 de julio del presente año, en la que los curadores, Carlos Eduardo Comas, Jorge Francisco Liernur y Patricio del Real, dirigidos por Bergdoll, han montado un verdadero tour de force tanto en su contenido, como en la forma de presentar la muestra en sí.

Este show ha concitado los más militantes elogios, pero, igualmente, ha constatado una ausencia recurrente e injusta, frecuente en los esfuerzos por reunir bajo un mismo paraguas, expresiones tan diversas como las de la arquitectura y el urbanismo en la extensa región. La ausencia de obras paradigmáticas del Gran Caribe, en particular aquellas de la República Dominicana y de Puerto Rico (ambas presentes en apenas un exhibidor, para la primera, y en un panel de limitada exposición, en la segunda), ha puesto de nuevo sobre la mesa la incómoda reflexión de estas realidades de dos países aislados de los circuitos críticos internacionales, paradójicamente ricos en sus respectivos inventarios de obras de singular relevancia durante el período cubierto por la muestra, del año 1955 al año 1980.

Sería suficiente recordar el altísimo nivel cualitativo y el esfuerzo técnico que implicó para la República Dominicana la celebración de la Feria de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre, inaugurada justo en el año 1955, con la presencia de Juscelino Kubistcheck, quien pocos meses después, al asumir la presidencia del Brasil lanzaría la propuesta para el inicio del proyecto de Brasilia, en gran medida motivado por la visión de la Feria en Ciudad Trujillo; este proyecto, de enorme significado y de elogiosos resultados plásticos, eventualmente constituido en la plaza cívica más importante del país —de toda la región seguramente—, apenas mereció una página en la edición del volumen que acompaña la muestra; obras como la Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia, en Higüey, ganada por Dunoyer de Segonzac en concurso internacional y uno de los más incipientes y mejores ejemplos del brutalismo en el continente, no fue ni siquiera reseñada. Puerto Rico fue representada sobre todo por la obra de Henry Klumb para su residencia; sus otras obras institucionales, algunas de emotiva poética, no se hicieron evidentes; las exquisitas obras de Toro y Ferrer por igual. Cuba, sin embargo y como de costumbre, mostró espléndidamente su enorme y bien documentado patrimonio con asombrosa abundancia. Algo está sucediendo que nos impide trascender estos prejuicios, aclarar estas turbias miradas al patrimonio regional en sus particularidades específicas.

La exposición Latin America in Construction: Architecture 1955–1980 es, sin lugar a dudas, un éxito; ha puesto sobre el mapa internacional un bloque de obras de gran significado, dotándola de un atractivo ideológico particular, aquel de haberse constituido a la vez en un vehículo y en un motor de cambio social y representatividad de sus respectivas sociedades. Aplaudimos al MoMA por este esfuerzo e instamos a seguir profundizando más transversalmente en estas realidades complejas y múltiples que configuran la historia de la arquitectura en América Latina.

En este tenor, durante el mes de noviembre de este año 2015, será celebrado en Santo Domingo, el XVI Seminario de Arquitectura Latinoamericana. Los SAL se han convertido en el foro de discusión más abierto, actualizado y democrático para orientar las cuestiones críticas de la arquitectura latinoamericana, situados desde una perspectiva interna; o sea, en vez de esperar a la —a veces ansiada— mirada periférica, hemos de asumir desde adentro un reconocimiento y la posterior evaluación del acontecer de nuestras propias prácticas, en una visión de conjunto que considere tanto nuestras similitudes, como nuestras diferencias. El Caribe ha estado presente en estos foros en dos ocasiones anteriores: en San Juan de Puerto Rico (2001) y en Panamá (2009). Esta vez le toca a la República Dominicana, que ha asimilado las experiencias del extraordinario SAL recién realizado en Bogotá en el año 2013; se ha creado un formato de programación similar, y una estructura institucional fundada en la responsabilidad colegiada de las academias más activas en el actual escenario local: la UNPHU (que funge como institución anfitriona), la UCE, la PUCMM y UNIBE, a través de sus correspondientes escuelas de arquitectura, han constituido un consorcio que, junto a un grupo de asesores internacionales (Silvia Arango, de Colombia; Andrés Mignucci, de Puerto Rico; Eduardo Tejeira Davis, de Panamá; y Mark Raymond, de Trinidad), dirigen el rumbo de esta prometedora iniciativa. AAA ha sido cómplice en asumir, con la UNPHU, la responsabilidad de la sede; estemos al tanto.

También reseñamos la visita realizada por el equipo AAA a la portentosa Expo Milano 2015; Julia Vicioso, corresponsal de AAA en Roma, ha escrito un texto en el que introduce la participación dominicana en estos eventos, detallando la iniciativa que permitió la presencia nacional dentro del sector del Café en Milano, con un espacio simbólico de modesta pero digna representatividad. El equipo del Laboratorio de Arquitectura Dominicana (LAD), sirvió como enlace en el proceso de diseño de la muestra, habiéndose ya constituido en un colectivo con cierta experiencia acumulada, gracias a su exitosa actuación previa en la muestra dominicana ante la Biennale di Venezia.

La edición incluye varias obras recientes de diversas escalas. Se inicia el itinerario con un sugerente ensayo del arquitecto y escritor Federico Vegas, inspirado por la visita a la casa PirataFlor en Cosón, Samaná; ecos de Corbu desnudo en su cabaña en Cap Martin, entre otras evocaciones, sitúan a Vegas ante una pieza de arquitectura de mínima escala pero enorme calidad espacial, que logra resumir el espíritu del Caribe en menudos gestos de impactante potencia ambiental.

Otras obras de diverso carácter se deslizan entre las páginas de AAA055: el interior de Alex Martínez para el Museo de Papo Peña; la sede de los abogados DMK, en el Polígono Central; el conjunto de viviendas Water Gardens de los Marranzini en Arroyo Hondo; la casa Morel Finke en Santiago de Emilio, Rosa y Oliver; la conversión de una casa de Sancocho Marranzini en el Polígono para el restaurante Bottega Fratelli, por Yudelka Checo y su equipo; y al final, tres torres de apartamentos de exigente factura, localizadas en un mismo entorno siempre dentro del Polígono, en una zona de alta densidad y de notable calidad compositiva, que se está convirtiendo en paradigma de buen diseño habitacional en altura dentro de la ciudad de Santo Domingo: las torres Triatec, Dúe, y Logroval XVI.

AAA sigue, ya en nuestro año 19 de producción continua, agradecemos siempre la fidelidad de nuestros anunciantes, la solidaridad de nuestros lectores y la confianza de los autores y ensayistas que nos regalan sus obras para hinchar las velas de este barco de futuro que abordamos juntos hace casi dos décadas. Sigamos, no? Vale la pena.

AAA055 Arquitectura Dominicana 2015

Comments are closed.